Muchas veces nos encerramos en nuestros propios problemas como si fuéramos los únicos que los tuviéramos. En otras ocasiones, queremos buscar ayuda pero nos rezagamos y preferimos contarlos a otras personas de manera indirecta, virtual, cosa que nos alivia momentáneamente, pero que al final no nos cura del mal o la pena.
De una forma u otra, creo que meramente en la actualidad nos concentramos más en divulgar nuestros padecimientos que en buscarles una solución efectiva y segura.
El Facebook, por ejemplo, es una forma moderna de compartir nuestros dilemas y nuestras alegrías públicamente. Yo pienso que esa no es la solución. Para muchos, dicha red social es la vía de hablar con Dios, agradecerle y pedirle cosas… algo un tanto curioso, porque qué mejor forma de hacerlo que en tu habitación, frente a tu cama, en la discreción de tu hogar- tal cual reza la Biblia.
Que exhortemos a hacer una cadena de oración por alguien o por algo en particular es una cosa, pero elevar una plegaria a los cielos vía Facebook, me disculpan, pero no creo que sea lo más prudente ni que el mensaje llegue de manera más rápida por ser vía WiFi o por canales de fibra óptica.
En fin, que cada cabeza es un mundo, es un tema delicado pero últimamente he visto a varias amistades haciendo públicos sus problemas,
pidiendo ayuda, rogando misericordia, buscando un oído que les escuche y un alma que no les juzgue, cuando saben perfectamente que la mejor forma de remediarlo es lidiar directamente con sus dolencias y pedir ayuda sin rodeos.
Pregunta: Por qué no tomar el teléfono y llamar a un amigo, o a una amiga, a tu madre, un familiar, discutir las cosas como las personas adultas y coherentes, en lugar de colocarnos como víctimas frente a un asunto quizás no tan serio o si éste lo es y lo amerita, por qué no buscar
ayuda profesional?
Es doloroso a veces ver a la gente hundirse en un vaso de agua, rechazar opciones y encima nos minimizan a nosotros como amigos(as) que estamos allí para escucharles. Si no nos tienen la suficiente confianza para hacerlo: acaso no cuentan con NADIE que esté dispuesto a prestarles la atención que se merecen?
Si es así, qué mundo más cruel es éste que habitamos.
Si es una enfermedad o dolencia física lo que padecemos, no es mejor acudir directamente a una persona capaz, conocedora de la materia y que puede darnos un diagnóstico y tratamiento seguros?
Es algo que quiero reflexionar con ustedes esta semana. Porque nos estamos alejando más y más como entes sociales. Pero mi pregunta final es:
por qué nos alejamos tanto del mundo real y nos "recostamos" en el virtual esperando socorro inmediato?
Acaso estamos siendo cada vez menos humanos y comportándonos algo más como máquinas? O estamos tan ávidos de atención/compasión?
No tengamos miedo de pedir auxilio directo, nada de intermediarios.
Los amigos son los amigos y están ahí para precisamente darse apoyo en los momentos cruciales de la vida.
Meditemos en esto. Tomemos tiempo para hablar mirándonos cara a cara y
no mediante la pantalla de una computadora u ordenador.